miércoles, 7 de marzo de 2012

DE RODILLAS.....


Desde hace mas de 3 años, siempre que salgo que trabajar, sea la hora que sea, tengo la misma sensación de tranquilidad  y descanso después de un largo y duro día de trabajo.
Después de recorrer los pocos metros que me separan de mi vehículo,  salgo a la carretera y me dirijo a casa, como la mayoría de las veces, algo muy rutinario pero hace cosa de un mes, me ocurrió algo que no esperaba ver en mi vida.
Cuando me dirigía a Valdepeñas con mi vehículo, me empecé a fumar un cigarro mientras en la radio sonaba una canción del último de la fila, “No me acostumbro”  así se llamaba y por las obras que están llevando a cabo en la autovía pues decidí salirme en la última salida y cuando llegaba a la rotonda vi un coche parado al otro lado de la rotonda, con las luces de emergencia y su triangulo, la primera impresión que me dio aquel Opel corsa de  últimos de los 90 algo magullado es que había tenido una avería o algo por el estilo, pero me extraño una cosa.
El conductor  del Opel estaba fuera hablando con otro conductor de otro  coche que se había parado al lado suyo y a los pocos segundos el conductor que estaba hablando con el del Opel se marcho  y al irme a la salida que me tenía que coger el conductor del Opel  me pidió que parara con la mano derecha y yo me pare para poder ayudar  en lo que pudiera ayudar.
Pare al lado de aquel hombre de estatura de 1,70m con piel morena y de una edad entre los 35 y 40 años, después de bajar los seguros automáticos de mi vehículo, baje la ventanilla del copiloto y le pregunte: “Buenas caballero, ¿Puedo ayudarle en algo?”, acto seguido me empezó a hablar de una forma muy acelerada y con un acento andaluz bastante cerrado para mi  gusto y me costaba entenderle.
Como no lo entendía, mire por los espejos por si había alguien más a mi alrededor y me cambie la navaja de bolsillo para tenerla más a mano, por si acaso, y me baje de mi vehículo para hablar cara a cara con este hombre, cuando me baje nos presentamos, el se llama José y me estuvo contando que era un trabajador de una pequeña empresa de construcción que se dedicaba a coger pequeños contratos para arreglos de caminos y carreteras, me dijo que estaba llevando una mala racha por que llevaba tiempo sin cobrar su nomina y para colmo, en una obra que estaba trabajando con su jefe en el norte de Madrid, su jefe le dejo tirado y le dejo sin  dinero.
Cuando hoy esto le pregunte: ¿Qué es lo que quiere?, ¿En qué le puedo ayudar?, al momento me dijo la razón por la que me paro en la rotonda.
Me dijo que él es de Huelva y la gasolina de su vehículo le había durado hasta aquí exactamente y me dijo que llevaba más de una hora parando coches para pedir dinero o gasolina para poder ir a su casa.
Os lo podéis creer o no, pero acto seguido después me dirigí a el asiento del copiloto de mi coche y abrí  la guantera donde tengo la cartera y le di todo lo que llevaba, solo tenía 15 euros, y un poco de calderilla que no llegaba a un euro y le dije: Es todo lo que tengo encima, se que con esto no se llega a Huelva pero espero que tenga usted más suerte en la próxima parada.
El hombre me miro fijamente a los ojos, no creo que olvide esa mirada en mucho tiempo, y pude apreciar que se le empezaron a ponerse los ojos perlados y las manos temblaban más de lo que había apreciado cuando le vi por primera vez, y de repente me empezó a repetir una y otra vez, Gracias, gracias, gracias… y se me puso de rodillas, frente a mí y se inclino con la cabeza al suelo y empezó a  tocarme los pies con sus manos , mientras seguía repitiendo Gracias Gracias y llorando de forma continua.
A los pocos segundos de que este hombre se me derrumbara enfrente mío, lo cogí de los hombros y lo levanto hasta mi altura y le dije que no tenía que hacer esto, que todos nosotros estamos aquí para ayudarnos y me dijo que yo  era la primera persona en mucho tiempo que hacia algo por él y que estaba harto de pasar por la vergüenza que estaba pasando últimamente.
Me despedí de José porque era ya tarde y le desee suerte, el se saco el DNI y me dijo que tomara sus datos para devolverme el dinero, yo le dije que no, y me monte en mi vehículo  y me marche a casa.
Ya en casa, no tenía otra cosa en la cabeza y la imagen de aquel hombre arrodillado frente a mí, por 15 euros que no lo iban a llevar a su casa.
No he vuelto a saber nada de José, espero que llegara a casa pronto y que le hayan ido mejor las cosas, y espero que los lectores de este blog, nunca le niegen la ayuda a nadie porque nunca sabemos cómo podemos acabar, porque la vida da muchas vueltas.
La mayoría de la gente que me conoce sabe cómo soy y saben que siempre contaran con mi ayuda  o cualquier cosa que le pueda hacer.

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